Noche de virtuosismo, emoción, poesía, magia, talento, creatividad, fusión, recuerdos, sensaciones encontradas, nostalgia, energía, vibración, carisma, simbolismo, hard rock, heavy metal, melodía, riffs, sumado a la perfomance en el escenario de la dupla Adrián Barilari y Walter Giardino, el show de Rata Blanca, sencillamente fue una explosión musical, donde el público sintió el apego y el carisma de la dupla.
El concierto se puede partir en dos fases, bien específicas donde el lado hardrockero del mago de las seis cuerdas, vestido con el uniforme de los ochentas, muchos recordaron a su colega Slash, que desde el inicio se divirtió con placer y esa energía fue trasmutada al público, que no dejada de expresar la sensación del impresionismo ante tanta virtuosidad del guitarrista.
Por el otro lado, la voz y la presencia escénica de Barilari, sigue tan campante y con los años se nota que la pasión allí arriba lo lleva a estar más enchufado con el fan, que lo siguió en temas puntuales, como Ella, Mujer Amante, Guerrero del Arco Iris, La Leyenda del Hada y el Mago.
Adrián reconoció que el heavy paraguayo ama a Rata Blanca, por eso exclamó como una poesía, si ustedes están allí, nosotros siempre estaremos aquí. Y esta frase hace que uno se transporte a la lejana 1992, aquella noche de invierno, donde los pocos presentes (en realidad no tan pocos, pero para aquel año sí), de manera desenfrenada estuvieron frente a ellos para cantar y disfrutar del show, que casi fue opacada en aquella oportunidad por la irrupción de la tan poca amigable policía nacional.
Pero retornemos al espectáculo de anoche, Chico Callejero sonó potente, como Michael, Agord, sin olvidar a Volviendo a Casa, que de seguro a más de uno se le habrá soltado una lágrima, pero de alegría, la sensación que copó la noche en el recinto del SND.
Amo del Camino, Endorfina y Rock And Roll, fueron las fusiones que salen del límite del heavy metal, pero que en el fondo es la marca registrada de Rata Blanca. Y como todo showman, Walter, no dejó escapar los solos con su amor incondicional, a la que le toca suavemente, la mira, se concentra y se imagina hasta donde puede llegar las notas potentes que emitía a cada segundo, de manera rítmica, acústica o simplemente como lo sabe hacer, arrastrando la melodía hasta el infinito del nervio auditivo.
Aun estás en mis sueños, lucha para ser el himno, pero todavía le falta para llegar al trono ante una Leyenda donde el mago y el hada, hacen caricias místicas y la mujer amante choca con aquel chico callejero que vuelve a casa, como un guerrero del arco iris.
Demás está decir que las gargantas cantaron, las cabezas se movieron al ritmo de Rata Blanca y el show continuará en Paraguay, porque si el fan está allí abajo, ellos siempre retornarán en el escenario.
Por Julio Dávalos.
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Nada más que agregar si ya dijiste todo de manera magistral.