Gracias al arduo trabajo de la banda durante sus ensayos, lograron ajustar los controles para que el corazón del sol encienda de calor a la fría noche asuncena.
Escribiré un breve resumen de los últimos años de Syd en los estudios, televisión y los escenarios que vi en un documental, para entender un poco el porqué de la atmósfera del sábado y para todos aquellos que a lo mejor no conocen tanto acerca de él. Podes pasar esta parte y más abajo hablo detalladamente del concierto del sábado. La indicación dejo con unos ***** para que lean directamente el artículo de Agharta más abajo.
Que Syd Barrett enfermó de demencia debido al excesivo consumo de drogas alucinógenas, LSD más precisamente y todo tipo de sustancias, es algo que el mundo entero conoce. El ocaso de la primera formación de Pink Floyd ocurrió cuando la banda fue a grabar para la emblemática Radio One de Londres, y Syd no apareció. Fue encontrado días después, completamente ido, ya no era la misma persona. Esto, según palabra de Richard Wright, quien también agrega lo siguiente: “tenía el mismo aspecto, pero estaba en otro lado”. Así todo se las ingenió para grabar “Jugband Blues” y salir de gira por Estados Unidos, o al menos intentarlo.
Syd ensayaba cuando iba a presentarse en la televisión, haciendo playback. Pero cuando se encendía la cámara se quedaba inmóvil, o bien desafinaba a propósito las cuerdas de su guitarra antes de un show. Mason, Wright y Waters, ya no sabían si reír o bien asesinarlo. Como consecuencia de estos percances, entre comillas, la gira inevitablemente se canceló. Pink Floyd continuó como quinteto, o al menos lo intentó, con la incorporación de David Gilmour, pero la historia también es conocida. Esto no funcionó y adiós Syd Barrett de Pink Floyd.
Ya estando fuera, debido a su demencia, y con ayuda de sus ex compañeros y otros colegas, logró tener en su haber, sus dos primeros álbumes solistas. La grabación de los mismos, según cuenta Gilmour, fue realmente un parto. Jerry Shirley, baterista de los “Humble Pie”, es quien tocó en el primer álbum de Syd, que fue lanzado el 3 de enero de 1970. El 6 de junio de ese año, Syd actuó en el “Olympia Exhibition Hall” de Londres junto a Jerry y Gilmour. De la siguiente manera lo recuerda Jerry: había mucha expectativa, estaban muy impacientes por verlo. “Syd Barrett en vivo”, decía la gente. A la tercera canción, Syd se paró de repente y se fue. Pero no al estilo “soy una estrella de rock, me largo del escenario y tiro la guitarra”, no, no había ningún dramatismo, ninguna vanidad. Simplemente paró de tocar, como alguien que está oyendo una cinta y le da el botón de Stop. “Dave y yo, seguíamos tocando, Syd se descolgó la guitarra, la posó en el suelo, y se fue tranquilamente del escenario. Me acuerdo que nos agarró totalmente desprevenidos. ¿Y ahora qué?, pensamos, terminamos la canción con un final lento y un tanto embarazoso, y nos fuimos también del escenario”, recuerda Jerry.
Luego de ese episodio bochornoso, durante ese mismo año, Syd volvió a Cambridge, a la casa de su madre. Su amigo Mick Rock, fue quien lo visitó en 1971 e hizo unas cuantas fotografías de él. Syd vivía en el sótano, en lo que Mick describió como una suerte de útero. Simplemente rodeado de foto de su niñez, las cuales colgaban de las paredes. Syd decía que había retomado el camino de vuelta, que estaba volviendo sobre sus pasos. Esto es lo que recordó Mick, quien confesó no verlo angustiado en absoluto. Simplemente lo percibía como reflexionando acerca de todo lo hecho, sus dos álbumes solistas, más todo lo realizado con Pink Floyd, de quienes no hablaba mal en ningún momento, tan solo se encontraban en un estado de aceptación. Así, con todas estas palabras es como resumió Mick Rock la visión que tenía de Syd.
Una nueva y última oportunidad tendría el mundo de la música, de ver el último avistamiento de un ser grandioso que se hundía cada vez más en su propio mundo, sea el de la locura o el que fuera. Fue así, que, con algunos amigos de Cambridge, Syd fundó la banda “The Stars”, con ella dio su último concierto en un recinto denominado “Corn Exchange”, en Cambridge. Este show, fue anunciado en los medios especializados de la época, como “The Madcap Returns”, Jack Monk, bajista de aquella formación, recuerda como fue ese último show con las siguientes palabras: “me acuerdo que miraba a Syd y pensaba, “tu no quieres estar acá”, actuaba de manera mecánica, el micrófono estaba ahí, en forma vertical, y él cantaba de costado, desganado y todos se daban cuenta de que estaba completamente ido. Sin darnos cuenta, estábamos presenciando, cómo una de las estrellas más grandes del rock se derrumba en el escenario. Hay buenos y malos conciertos, algunos son pésimos, y este fue el peor de todos”.
Luego de este evento, Syd volvió a Londres y vivió en un lujoso hotel que según la fuente que uno consulte, fue el “Chelsea Cloisters” o el “Hilton”. Y así trascurrió varios años aislado, y sin ningún contacto con sus amigos de Pink Floyd.
De ese Syd, enclaustrado en un hotel e inmerso en su propio mundo, en su caos interior, es de donde Roger Waters tomó la inspiración para el personaje principal denominado “Pink”, en la película “The Wall” de 1982. La escena en que el cigarrillo se consume entre los dedos de “Bob Geldof”, quien hace de Pink en la película, es real, dice Roger, “yo entré en la habitación y vi eso”, a esto agregó: “nuestra amistad y su enfermedad, con para mí una gran fuente de tristeza, es muy triste, sigo estando triste por eso”. Finalmente, en 1978, Syd abandonó Londres y se fue nuevamente a Cambridge, a la casa de su madre, allí se quedó el resto de su vida. Nunca dejó de cobrar las regalías correspondientes por el trabajo que había hecho con Pink Floyd.
Syd murió el 7 de julio de 2006, siendo una de las personas más famosas del mundo y además millonario; y para más ironía de la vida, sin siquiera saberlo. ¿Sin siquiera saberlo?
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Bien amigos, ¿por qué escribí este “pequeño” resumen de los últimos años de Syd, el artista más influyente del Rock Psicodélico, rock progresivo o rock experimental?
Porque es la única manera de entender lo vivido el sábado en el Partido Revolucionario Febrerista. En donde el rock psicodélico, el sonido oscuro, nublado, ido, volátil, atmosférico, introvertido, de repente al borde del colapso, hizo que fuera una noche increíble, un tributo “emotivo” que yo nunca antes presencié, quedé anonadado, pues este mundo del cual Syd nos emergió desde que lo conocimos, me llevó a una atmósfera muy rara, y sentí que parte de mi cuerpo y mi mente fueron directamente a aquellos finales de los años ‘60, donde la música era bastante experimental y muchas bandas inglesas emergían del subterráneo hasta los primeros escenarios, donde el público pedía a gritos salir de “este” mundo loco para meterse en la locura y la psicodelia de la música.
Me sentí de un poco colgado como Syd, de repente eufórico como Jagger y colapsado como Lennon. “Hundido” un poco en la tristeza de aquella Inglaterra que apenas abrazaba el brillo del amanecer después de la segunda guerra mundial, mientras estas bandas luchaban y otras ya despegaban, ellos salían de a poco del “under” y acá muy de “a poco” nos llegaban las noticias de aquellas bandas “inglesas”.
Agharta utilizó toda esa atmósfera londinense para llenar de magia el PRF, y el cóctel que prepararon en este setlist hizo que el público se llene de psicodelia y entre en calor. “Astronomy Domine” o llamado “An Astral Chant” antes de grabarse en estudio el disco de Pink Floyd “The Piper At The Gates Of Dawn” del 67, fue el tema con que Agharta nos tomó de la mano para llevarnos a un largo y psicodélico viaje del cual fuimos testigos aquella inolvidable y fría noche de sábado. Con “Arnold Layne” primer sencillo de la banda en el 67, más tarde incorporado en el recopilatorio “Relics” del 71, nos dijo que los primeros vasos de la surtida cantina de buenas bebidas, estaban abiertas y listas para comenzar a degustarlas en esta larga y fría noche, y disfrutar este viaje, comencé tímidamente a beber los primeros vasos de Pilsen.
La canción más hermosa que escuché fue la que tocaron a continuación, la mágica e inolvidable “Paintbox” de Wright, pues es un tema “bien londinense” para el clima que teníamos esa noche, es la primera vez que escucho en vivo, sinceramente me emocionó mucho, me trajeron recuerdos de aquellas tardes de tertulias floydianas con mi vecino “Fabian Ríos” abuelo/padre rockero de mi barrio, a quien tuve presente espiritualmente toda esa noche, pues fue con él con quien antes compartía mucho de Pink Floyd y toda esta psicodelia, y la cual nunca me cansaré de agradecer por todas aquellas tardes y noches de Pink Floyd, pizzas y birras que compartimos con él, eso es impagable.
“Lucifer Sam” también del disco “The Piper” me llevó aún más a aquellos primeros recuerdos con Floyd, pues esta canción tiene un poco de melodía siniestra, como algo se avecina, a lo mejor porque Syd dedicó este tema a su gato siamés, sentí que la mía también estaba en peligro o algo así, pues no, era solo el olor del orégano verde proveniente tal vez de «Canindeyú», que parecía sentirse en el ambiente que me hacía delirar un poco. “Bike” hizo que me dieran ganas de ir a traer más birra de la cantina, ¡qué gran interpretación señores! Jenny Spires hizo magia en la lírica para que Barret nos regale esta gran obra, ese sonido de relojes, violines, gansos, desvaneciéndose al final fue una locura, cada detalle Agharta lo respetó al mango. Llegó el turno de unos de los discos que más me divaga de Pink Floyd, “A Saucerful of Secrets” del ’68, la canción interpretada por Agharta fue “Let There Be More Light” el tono de siniestro nuevamente se apoderaba de la noche, ¿será que Waters se inspiró en algún momento en “Lucy in the sky with diamonds” de los Beatles? No lo sabremos, solo sé que hizo “Across the universe” muchos años después.
“Remember A Day” de Wright lanzado como sencillo en el ’68 fue un tema que no lo esperé, pues Pink Floyd lo tocó en vivo solamente “UNA VEZ” durante toda su carrera. Fue algo que me dejó asombrado y a la vez muy sediento. Pues el aire de la atmósfera ya estaba bien “heavy” para esa hora, entonces nada mejor que escuchar “The Nile Song” también de Waters, del disco “More” del ’69, en dicha canción no existe ni una pisca de teclado en la versión original, únicamente lo conocí en formato “mono”, es un tema bastante “heavy metal” para la época, guitarras distorsionadas, como así también el sonido del bajo creo yo que con mucho efecto, sonido de batería con golpes fuertes y secos a lo “Led Zeppelin” y esa voz “rasgada” de Gilmour como si estuviera cantando algo de “Motorhead”, pues Ferro se encargó de darle aún más tonalidad “heavy” a esta canción y yo ya quería subirme al escenario para tirarme entre el público.
Me parecía a mí o ya comenzaban a aparecer algunos duendes verdes en el PRF, “Partido Revolucionario Febrerista” que lleva el “Verde” como el “orégano” que ya hacia horas se podía respirar en el ambiente psicodélico sesentoso, entonces que mejor que “Green Is The Colour” también del disco “More”, bajando totalmente los decibles de la canción anterior, me imaginaba ese sonido de flauta y guitarra acústica me hacía pensar que yo estaba yendo a una granja en las afueras de Londres, alejándome en una Rolls Royce del ’67 sin boleto de regreso, “Cymbaline” también de “More” alimentó aún más mis ganas de hacer ese viaje a esas granjas inglesas, la noche estaba al borde del éxtasis, pues nos sentíamos como que sumergidos en alguna noche de pura psicodelia inglesa de algún pub subterráneo de aquellos finales de los años ’60, era un gran viaje lleno de color, lleno de psicodelia y respirar esa atmósfera como ellos cuando componían estas canciones en algún lugar de Londres fue lo más cerca que estuvimos de ellos esa noche.
La primera parte del set terminaba con “Interstellar Overdrive” que para mí fue una de las primeras “improvisaciones” grabadas por una banda de rock en estudio, pues creo que es una gran obra de arte del loco diamante, la parte final donde la música va de derecha a izquierda hacía como si me estuviera cayendo del super viaducto de Aviadores y Madame Lynch desde un motocarro en zigzag, pues ese órgano farfisa que usó Wright en esta canción hace que el “tema” tenga aún un toque más “experimental” porque se escuchan muchas rarezas una tras otra, Agharta se encargó de calcarlo casi igual pero con feeling aún más ensordecedor, el sonido que tuvieron el sábado fue brillante, la batería sonaba “a secas” como sonaban esas batas de Nick Mason, John Bonham, Ian Paice o Keith Moon, pudieron plasmar un sonido de batería bien de los años sesenta, pues creo que es así como sonaban en aquella época.
La segunda parte comienza con “Obscured By Clouds” disco homónimo del ’72 ya del dúo “Waters/Gilmour” en composiciones, “When You’re In” y esa Hammond sonando al mango nos regalaba esas melodías bien de los ‘70 y los pequeños “toques purplelianos” – por así decirlo, pues me es imposible dejar de nombrar a Jon Lord cuando escucho una Hammond en vivo, “Burning Bridges” para mí ya es una antesala a lo que se venía un año más tarde con “The dark side of the moon” Floyd ya tenía esa “maqueta” pues si escuchas bien este tema tiene un poco de todo lo que suena en el disco “Dark Side”, es solo una percepción mía, como así también ese sonido “blusero” de “Childhood’s End”, interpretada magníficamente por Agharta, con “Fearless” podemos decir que de a poco Inglaterra “paría” lo que hoy en día conocemos como el “indie rock” pues este tema en particular es una canción muy actual y adelantada a su época.
Se venía la atmósfera con teclado y órganos Hammond en “Summer ’68”, de Wright, canción del disco “Atom Heart Mother” del ’70, donde Norman Smith hizo su magia en Abbey Road para lograr este gran tema, Agharta hacía que nuevamente se encienda la noche y nos regalaba esta gran interpretación, aplaudida por todos los presentes mientras yo llenaba mi 8vo vaso de birra. “Fat Old Sun” también del mismo disco traía esos sonidos melancólicos de Gilmour, ya que en este tema se dedicó a tocar todos los instrumentos y cantar, el teclado dejó a cargo de Wright y de a poco la noche comenzaba el viaje de retorno. Pero esto fue imposible, porque los siguientes temas que tocaron esa noche nos llevó aún más lejos.
Pink Floyd dejó de grabar discos ya hace muchos años, y hace 20 años que no tocan en vivo, y como dijo Gilmour “Ya no habrá nunca más Pink Floyd en vivo”, pero aún así siguen lanzando “reliquias” como “remasters”, “immersion”, “discos aniversarios”, “grandes éxitos” y también películas. Como en el caso de la “nueva” versión de “Live at Pompeii” del ’72 que volvieron a remasterizar pero esta vez mejorando la calidad del “video” de lo que fue aquel concierto a “solas” y lejos (para mí): el mejor concierto al aire libre y a luz del día que parió el Rock. Agharta se encargó musicalmente de traernos esa atmósfera de Pompeya al PRF de Asunción, pues las canciones “One Of These Days I’m Going To Cut You Into Little Pieces”, “Set The Controls For The Heart Of The Sun”, “Careful With That Axe, Eugene”, “A Saucerful Of Secrets” y “Echoes” fueron versionadas por ellos el sábado, es para que magnifiquen lo que se perdieron aquellos que no asistieron al evento.
La versión de “Echoes” para mí fue el plato volador fuerte de la noche, pues tocaron a diestra y siniestra tal cual es, es una canción escrita por los cuatro, pero cantada por “Gilmour/Wright” a dúo y que para mí no tiene desperdicio. Wright utilizó todo su arsenal en las teclas: hammond, farfisa, piano y efectos de Leslie speaker para sacar ese sonido único, la versión original ya suena en el sexto disco de ellos “Meddle” del ’71, la original iba llamarse “The return of the son of nothing” pero sobre los ’45 decidieron que se llame “Echoes”, la última vez que “a dúo” interpretaron en vivo esta obra maestra fue en la gira de Gilmour “On a island tour” del 2006, ante más de 50.000 almas.
Una anécdota que me contó un amigo a quien odio con toda mi alma, (Fue a ver a Gilmour en Pompeya en el 2016), era que había un “mamerto” que pedía a gritos a Gilmour que toque “Echoes”, cada vez que terminaba un tema, gritaba y gritaba lo mismo, estaba en la tercera fila, llegó al punto de “irritar” a Gilmour que le dijo en un momento dado: “ese tema lo canté con Wright toda mi vida, y por respeto a Wright, sin él nunca más lo volveré a tocar, así que deja de pedirme eso porque no sucederá” y el man al fin dejó de gritar y todos aplaudieron, menos yo porque no fui a ese concierto (Lágrimas a moco tendido).
Que más queda decir, magnifica noche, el viaje fue bastante lejos, pero después tenía que regresar a casa, en medio de ese clima londinense que cubrió Asunción esa noche, pues nada, agradecer enormemente a la Comunidad Floydiana del Paraguay por tan lujoso evento, donde una vez más lograron brillar por la excelente organización al cual nos tienen acostumbrados siempre, a Gustavo Insaurralde por su gran laburo de siempre y la atención que lo caracteriza, un gran fanático como yo, a los músicos de Agharta que llevaron a la cima nuevamente la magia floydiana y con mucho respeto y grandeza como se merecen, pues no es fácil tocar Pink Floyd, mucho menos estas canciones “rebuscadas” que tanto nos gustan. Al staff de sonido y luces, impecables como siempre, gracias por dar esa tonalidad majestuosa en cuanto a sonido, luces y pantallas hablamos.
Los miembros de Agharta esa noche fueron: José Ferro en las voces, Marcelo Fonseca en guitarras, Kike Covalente en bajo, Ignacio Saenz en batería y el mago de las teclas José Russo. Los podés seguir en sus redes sociales de Facebook e Instagram.
¡Sigan brillando, locos!
Hasta la próxima.